VIAJE DE ESTADO

La cara oculta de Carlos III en París: la ciudad de sus peores recuerdos

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Carlos III en un acto en Francia. / Gtres
  • Andrea Mori
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El viaje de Estado del rey Carlos III y su esposa Camila Parker Bowles a Francia está siendo todo un éxito. Este miércoles, la pareja era agasajada con una impresionante cena de gala en el Palacio de Versalles, en la que tanto la Reina como la Primera Dama brillaron con luz propia con looks homenaje a la bandera francesa y exquisitamente coordinados. Más allá de este despliegue de glamour, el Rey también ha pronunciado un discurso en el Parlamento, mientras que su esposa ha participado en la presentación de un premio literario en la Biblioteca Nacional de la ciudad.

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Los Reyes en una cena en Versalles. / Gtres

A pesar de que la agenda de los Reyes en el país es muy intensa y concentrada en apenas unos días, lo cierto es que hay una parada que Carlos III no tiene pensado hacer, pese a los vínculos familiares. Y es que fue precisamente en Francia, a las afueras de la capital, donde se instaló su tío abuelo, el duque de Windsor, tras su precipitada abdicación.

El que fuera rey Eduardo VIII se trasladó a París con su mujer, Wallis Simpson, por la que renunció al trono en favor de su hermano, Jorge VI, padre de Isabel II. De no haber sido por esta decisión -que causó una gran conmoción en el Reino Unido-, Isabel nunca habría reinado y, por tanto, Carlos tampoco.

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Los duques de Windsor posando. / Gtres

Los duques de Windsor pasaron muchos años de su vida en París -aunque residieron en otras zonas- y según ha trascendido, Carlos y Camila han recibido una invitación para visitar Villa Windsor, su espléndida mansión en el Bois de Boulogne. Sin embargo, en principio, esta visita no forma parte del programa oficial del viaje, quizás para no recordar fantasmas del pasado.

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Villa Windsor, en el Bois de Boulogne en París. / Gtres

Hay que recordar que, durante un tiempo, Carlos sí que mantuvo una relación más estrecha con el príncipe Eduardo e incluso le visitó en su casa parisina. Por ejemplo, una de las últimas veces, en 1972, en un viaje de Estado de su madre, aunque la parada en Villa Windsor tampoco estaba en el programa. En aquel momento, la Reina Isabel quiso pasar por la casa para ver a su tío, que estaba enfermo de cáncer y en la última etapa de su vida. Un año antes, Carlos viajó a París porque quería conversar con el duque de Windsor, ya que sentía mucha curiosidad por su figura. Hay que tener en cuenta que el Eduardo VIII renunció al trono por amor, algo que podría perfectamente tener que haber hecho el propio Carlos, cuya historia con Camila tenía muchas posibilidades de no haber acabado bien.

Tras la muerte del duque de Windsor, Mohamed Al Fayed -recientemente fallecido-, compró la casa y, de hecho, la propia Diana de Gales llegó a visitar la propiedad poco antes de morir. El magnate la adquirió con objetico de acercarse a los Windsor. Ahora, está previsto que abra como casa-museo el próximo año, gracias a una iniciativa de sus nuevos propietarios, la Fundación Mansart.

Villa Windsor, en el Bois de Boulogne en París. / Gtres

París no es solo un lugar complicado para Carlos por el vínculo con una de las etapas más oscuras de la monarquía y todas las polémicas que, a lo largo de los años, protagonizó el duque de Windsor y su esposa. No hay que olvidar, además, que fue en la Ciudad de la Luz donde Diana de Gales perdió la vida de manera trágica en un accidente de tráfico en el verano de 1997. Un dramático final para la madre de los príncipes Enrique y Guillermo y que, además, conmocionó al mundo entero. El propio Carlos tuvo que viajar entonces a París para repatriar el cuerpo de su primera mujer cuya muerte, fatalidades del destino, dejó la puerta abierta para que él pudiera casarse de nuevo sin tener que renunciar al trono, como sí lo hizo su antepasado.

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